Por Facundo J Carmona

Vivimos en tiempos muy crispados, tiempos en que los representantes de la iglesia católica aluden a guerras santas, ángeles y demonios.
Pero exactamente que es lo que se discute? La vuelta de la Inquisición? La aplicabilidad de la pena de muerte? De la esclavitud de negros? La persecución de brujas?
No, nada de eso. Se discute la posibilidad de que, quienes eligen amar a alguien de su mismo género y dar techo a una criatura, puedan hacerlo legalmente, sin tener que esconderse y poder legar tanto una obra social como una herencia, por derecha.
Si bien la discusión está lejos de las preguntas que me hice más arriba, no lo están las fundamentaciones de quienes se oponen. Ya que, por un lado hablan de personas “normales” ó “naturales” y por otro, de personas “enfermas”. Hablan de “desviaciones”, confunden la homosexualidad con cambios de sexualidad, con pedofilia, con abusos típicos de enfermos mentales, etc. Y eso es grave, muy grave. Porque es discriminación en su más pura naturaleza.
Tampoco nunca va a faltar, el monaguillo de derecha, que nunca entendió el meollo de la discusión, pero igual se opone, porque el es “normal” y porque, además “te imaginás si un nene se cría entre dos homosexuales? Va a salir putazo también”, “y claro, sabés cómo lo van a cargar en el colegio pobre pibe? Cuando lo vaya a buscar papá Alberto y mamá Alfredo?”
Ojala esos argumentos retrógrados sean sólo una broma de quien escribe, pero lamento decirles que hay diputados y senadores (que son gente “bien”) que se expresan de ésa manera.
El típico ortodoxo primitivo, conservador por naturaleza y oriundo del paleozoico, quien desnudo de argumentos sólidos y lleno de prejuicios del sistema, que nos corrompe día a día por tv, se opone acérrimamente a lo que no entiende (ni quiere entender). Como en la época en la que se discutió la ley del divorcio o más hacia aquí con la ley de la despenalización de un yuyo.
Hoy, como tantas otras veces, vuelve la iglesia católica a decirnos qué está bien y qué esta mal, mediante sus representa
ntes (tienen para elegir, hay pterodáctilos, triceratops, etc.)
Esa institución que prevalece por sobre todas, con más de 2 mil años, matando, conquistando, condenando,…, en nombre de Dios!! Hoy aparece financiando campañas políticas a los líderes que se opongan a la ley del casamiento igualitario, presionando gobiernos y obligando a alumnos de instituciones católicas a expresarse en contra de tal ley. Esa misma institución en la cual se cometen actos de violación de menores (en todo el mundo), donde condenan el uso de preservativos, bandas de rock (pregúntenles a los Beatles), y un larguísimo etcétera.
Pero exactamente que es lo que se discute? La vuelta de la Inquisición? La aplicabilidad de la pena de muerte? De la esclavitud de negros? La persecución de brujas?
No, nada de eso. Se discute la posibilidad de que, quienes eligen amar a alguien de su mismo género y dar techo a una criatura, puedan hacerlo legalmente, sin tener que esconderse y poder legar tanto una obra social como una herencia, por derecha.
Si bien la discusión está lejos de las preguntas que me hice más arriba, no lo están las fundamentaciones de quienes se oponen. Ya que, por un lado hablan de personas “normales” ó “naturales” y por otro, de personas “enfermas”. Hablan de “desviaciones”, confunden la homosexualidad con cambios de sexualidad, con pedofilia, con abusos típicos de enfermos mentales, etc. Y eso es grave, muy grave. Porque es discriminación en su más pura naturaleza.
Tampoco nunca va a faltar, el monaguillo de derecha, que nunca entendió el meollo de la discusión, pero igual se opone, porque el es “normal” y porque, además “te imaginás si un nene se cría entre dos homosexuales? Va a salir putazo también”, “y claro, sabés cómo lo van a cargar en el colegio pobre pibe? Cuando lo vaya a buscar papá Alberto y mamá Alfredo?”

Ojala esos argumentos retrógrados sean sólo una broma de quien escribe, pero lamento decirles que hay diputados y senadores (que son gente “bien”) que se expresan de ésa manera.
El típico ortodoxo primitivo, conservador por naturaleza y oriundo del paleozoico, quien desnudo de argumentos sólidos y lleno de prejuicios del sistema, que nos corrompe día a día por tv, se opone acérrimamente a lo que no entiende (ni quiere entender). Como en la época en la que se discutió la ley del divorcio o más hacia aquí con la ley de la despenalización de un yuyo.
Hoy, como tantas otras veces, vuelve la iglesia católica a decirnos qué está bien y qué esta mal, mediante sus representa

Esa institución que prevalece por sobre todas, con más de 2 mil años, matando, conquistando, condenando,…, en nombre de Dios!! Hoy aparece financiando campañas políticas a los líderes que se opongan a la ley del casamiento igualitario, presionando gobiernos y obligando a alumnos de instituciones católicas a expresarse en contra de tal ley. Esa misma institución en la cual se cometen actos de violación de menores (en todo el mundo), donde condenan el uso de preservativos, bandas de rock (pregúntenles a los Beatles), y un larguísimo etcétera.

Lo que se busca es sacar de la oscuridad de la clandestinidad a los grupos minoritarios y excluidos. Esos a quienes algunos políticos sólo tienen en cuenta en discursos pre-electorales.
Todo cambio cuesta y genera rechazos, porque el acostumbramiento a determinadas cuestiones es cómodo, pero como dijo Heráclito de Efeso, lo único que prevalece en el tiempo es el cambio.
Así que, despreocúpense por los seres primitivos que nos rodean. Las sociedades avanzan, las culturas se desarrollan y los que no puedan adaptarse, serán víctimas de la selección natural darwinesca.
Facundo J Carmona
PDT: Aclaro que soy un ferviente creyente en Dios.
3 comentarios:
Me encantó, y lo leí y vi lamentablemente todo esto que vos decís en una discuión que acabo de tener!
Saludos Facu =)
Muy, muy bueno.
muy bueno facu, creo q mas de uno la tiene adentro con esta ley,todos creemos en dios, lamentablemente esta iglesia cada vez aleja mas a los creyentes de ella
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